Siguiendo con nuestro artículo sobre la realidad virtual, llegamos al momento de saber que es un entorno virtual. Para crear un entorno virtual que sea efectivo y se parezca realmente a lo que vemos en nuestra vida diaria (o en películas si el entorno está relacionado con la fantasía), algún tipo de sistema de sensores debe ser implementado.
Si el entorno incorpora sonidos 3D, la persona pasando por la experiencia debe ser convencida de que lo que está oyendo es natural como lo podría ser en cualquier sitio. La estimulación sensorial debe ser consistente si se quiere que el usuario sienta el entorno virtual como si realmente le estuviera pasando.
Si el entorno virtual muestra una puesta en escena perfecta dentro de una sala, no debe esperar un fuerte viento saliendo de algún lado. De la misma manera, si la escena te pone en medio de un tornado, no podemos esperar una ligera brisa o un olor a flores. También hay que tener en cuenta los retrasos cuando el usuario está haciendo alguna cosa, lo cual se llama latencia.
Esto se suele referir al retraso del tiempo en que un usuario gira la cabeza o mira alguna cosa, y el cambio en ese punto de visión. El término latencia se usa también en otras muchas cosas, aunque el significado es el mismo. En un entorno virtual, se ha comprobado que los humanos pueden detectar una latencia de 50 milisegundos.
Cuando una persona detectar un retraso de este tipo, causa que se de cuenta de que está en un entorno artificial y perjudica la experiencia de estar en una realidad virtual creada. La meta es que el usuario no se de cuenta del mundo real que le rodea. La idea es que el propio mundo creado por el ordenador consiga que el usuario quede inmerso en el entrono que le está poniendo delante, tanto a nivel de visión como sensorialmente. De todos modos, la percepción es una cosa, pero otra diferente es la interactividad del usuario con ese entorno virtual.
Las primeras tecnologías en realidad virtual daban al usuario una experiencia bastante pasiva en cuestión de interactividad. Los usuario podían ver una película pregrabada poniéndose un casco con una pantalla, se podía sentar en una silla mientras la veían y recibir algunos estímulos externos para simular ciertas escenas.
Mientras que los usuario podían tener una buena experiencia, la interactividad estaba limitada en cuestión de mirar alrededor. Los puntos de visión estaban bastante limitados. Hoy en día hay podemos encontrar simuladores que están bastante conseguidos.
Puede que hayas montado alguna vez en una montaña rusa virtual que usa la misma tecnología. Ya hace algunos años existen las que probablemente hemos visto en alguna feria, la cual es una cabina con movimientos hidráulicos. Sin embargo, ya hay mecanismos que han dado el siguiente paso, como es el caso de la montaña rusa virtual de Orlando llamada CyberSpace Mountain, donde los dueños pueden diseñar su propia montaña rusa y usarla en el dispositivo. Aunque el sistema está muy logrado, sigue sin haber una interactividad.
La interactividad depende de muchas cosas. Algunos expertos sugieren que los más importantes son la velocidad, el rango y el mapeo. La velocidad se refiere al promedio de las acciones del usuario que se incorporan al modelo de ordenador y la manera que la que se percibe. El rango se refiere a las posibles cosas que pasen cuando se realiza una acción. El mapeo es la habilidad del sistema para producir resultados naturales en respuesta a esas acciones.
La navegación en un entorno virtual es una forma de interactividad. Si un usuario puede dirigir sus propios movimientos en un entorno, se puede llamar experiencia interactiva. La mayoría de entornos virtuales incluyen otras formas de interacción, ya que los usuarios se suelen aburrir después de algunos minutos explorando el entorno. Por esto los expertos dicen que una realidad virtual mal diseñada puede afectar negativamente a la inmersión. Por eso son varios los factores a tener en cuenta.
Una interactividad real significa el poder modificar el entorno virtual. Un buen diseño responderá a las acciones de los usuarios en una manera que tenga sentido, incluso si no tiene sentido en un ámbito real. Sin embargo, si lo hace de formas inesperadas y sin control, también puede afectar toda la experiencia.