Hacer un debug se refiere a un proceso en el desarrollo de un software donde los analistas del programa van buscando en el código algún “bug” – errores dentro del programa, fallos o agujeros de seguridad y más cosas que pueden ocurrir. El desarrollo del hardware también tiene que pasar por este proceso de debugging, para asegurar la compatibilidad con los estándares entre diferentes componentes.
Aparte de esto, realizar este procedimiento garantiza que el hardware y el software son compatibles entre si, o podrán trabajar con otros estándares que pueden estar todavía en uso.
Hacer un debug en un software se hace en dos fases. La primera fase se conoce como prueba alfa, y se hace en internamente antes de sacar el producto comercialmente. La segunda fase se hace por medio de un proceso público conocido como “beta”. Los que prueban las versiones beta suelen ser voluntarios que están muy metidos en el mundo informático.
Prueban los programas y comunican a los desarrolladores los errores o problemas que van encontrando para su posterior solución. Al tener que aislar estos fallos e identificarlos antes de ponerlos en circulación, el primer paso es probar el software bajo varias condiciones.
Cuando se descubre un fallo, la persona haciendo el debug toma nota de las condiciones en las que el error ha surgido. Tiene que incluir la función que estaba en marcha, el sistema operativo y la versión, y también cualquier otro componente hardware o software que podría ser importante a la hora de solucionar el problema. Los que prueban estas versiones reportan con detalle lo que van encontrando según prueban las aplicaciones.
Un ejemplo bastante conocido de esto se da en el mundo de los videojuegos, donde hay personas que pruebas estos juegos antes de que sean vendidos. Estas pruebas permiten que las aplicaciones lleguen al mercado los más perfectas posible.
Una vez que ambas fases del debugging están completadas, la aplicación está preparada para ser lanzada al mercado en una versión estable. Sin embargo, se sigue manteniendo el protocolo de debugging durante la vida del producto para seguir haciendo posibles actualizaciones y mejoras. El hardware también pasa por este proceso antes de llegar al mercado y no pasa por las pruebas beta. Esto sería demasiado caro y problemático por varias razones.
En lugar de hacer pruebas beta con el hardware, muchos fabricantes proveen de un soporte online donde los usuarios pueden pedir ayudar y reportar cualquier problema con el hardware. En muchos casos esos problemas resultan ser equivocaciones de los usuarios, pero el procedimiento ayuda a descubrir errores que no fueron detectados en la primera fase.
Si se descubren errores, se pueden modificar las instrucciones codificadas en los chips de control para solucionarlo. El fabricante entonces puede proveer de una actualización firmware para que los usuarios lo descarguen y actualicen el hardware.
Mientras que las pruebas hechas internamente en el fabricante pueden detectar y solucionar estos bugs, nada puede reemplazar las pruebas hechas en el mundo real. Es virtualmente imposible para un autor o fabricante replicar todas las situaciones o condiciones posibles de una aplicación. Muchos desarrolladores esperan hasta tres años antes de cambiar a un nuevo sistema operativo por este motivo.
Esto le da a los usuarios tiempo para identificar cualquier problema de seguridad o problemas que pueden necesitar un parche o arreglo. En el mundo de las redes de telecomunicaciones hacer un debug es algo diferente.
Se trata de hacer una prueba de funcionalidad en equipos de red para capturar toda la información posible de los datos que viajan de un lugar a otro. De esta manera, de puede ver como toda la información de origen y destino van de un sitio a otro, y solucionar posibles problemas en la transferencia de información o en el propio equipo de red (router, switch, firewall, etc.).