Seguro que la mayoría de nosotros ha visto películas donde el poder leer la mente era algo posible, como ocurría en la popular película “Scanners” de David Cronenberg. Para este tipo de películas suele haber dos reacciones. La primera es que es puramente algo relacionado con la ciencia ficción, y por otro lado un pensamiento de cómo serían las cosas si pudiéramos leer la mente de los que nos rodean.
Más aun, ¿Cómo sería que pudiéramos conocer las intenciones de la gente leyendo sus pensamientos antes de que hicieran nada? ¿y si pudiéramos conocer crímenes antes incluso de que ocurrieran? Por supuesto, tampoco sabríamos si son pensamientos que se van realmente a poner en práctica. Pueden ser simples cosas que se pasan por la cabeza pero sin intención de hacer nada. Lo cierto es que hay estudios sobre esto, y no son precisamente de una película.
Un estudio realizado hace unos pocos años en la revista científica “Biología actual”, hablaba de un experimento para “leer” las intenciones de la gente que se hizo en Alemania en el instituto de ciencias cognitivas del cerebro.
Este estudio mostraba que a través del cerebro y un software de ordenador diseñado para buscar correlaciones entre actividades específicas del cerebro con determinados pensamientos, los investigadores eran capaces de saber las intenciones de la gente con gran precisión. Los científicos que realizaron el estudio usaron la funcionalidad de imágenes de resonancia magnética para monitorizar la actividad cerebral mientras los sujetos pensaban en hacer algo.
Los investigadores le dijeron a cada uno de los voluntarios que estaban a punto de ver unas cifras de dos números, y debían decidir de antemano que querían hacer con esos números – o sumarlos o restarlos. Había unos segundos de espera mientras los sujetos decidían hacer una cosa u otra.
Al separar las intenciones de los propios números s y la consecuente acción matemática, los investigadores podían aislar la actividad cerebral asociada a la intención (las sumas y las restas) de cualquier estimulación del cerebro como resultado del cálculo de los números y las operaciones que se iban a hacer. De todos modos, los escaneos del cerebro solo eran una parte del estudio, ya que la otra parte pasaba en otra parte.
Los investigadores tuvieron que decidir qué tipos de actividad cerebral podían indicar cada intención para poder crear un algoritmo de computación que pudiera leer los resultados de las imágenes de resonancia magnética. El programa era bastante complejo en sus cálculos. Los patrones del cerebro algunas veces no tienen por qué estar localizados. Para saber lo que está pasando, hay que ser capaz de interpretar patrones de diferentes partes del cerebro de forma simultánea.
La innovación tecnológica juega un papel importante en lo que parece un intento satisfactorio para leer la mente de las personas. Usando una combinación de escaneos del cerebro y el programa comentado antes, los científicos podían “averiguar” si el individuo iba a sumar o restar la cifra que le habían dado con un setenta por ciento de éxito (lo cual no está mal).
Básicamente lo que hacía era analizar diferentes partes del cerebro y decidir en la actividad (en especial en los patrones de estimulación en el córtex frontal), si el cerebro iba a sumar o restarlas cifras. El estudio también proveyó de algunos interesantes factores en otros experimentos también pensados sobre el estudio de leer la mente. Una de ellas fue localizar en ciertas partes del cerebro donde se toman ciertas decisiones.
Las intenciones basadas en órdenes externas son almacenadas en partes diferentes del cerebro con respecto a las basadas en decisiones internas. Las intenciones basadas en “seguir órdenes” están en la superficie del cerebro sin entrar demasiado en la materia gris. Cuando se tienen intenciones de hacer algo, la actividad neuronal se mueve ligeramente a otras partes del cerebro, lo que significa que el cerebro “copia” la intención y la transfiere para poder realizarla.
En el siguiente paso de la investigación, se construyó en estos resultados una especia de base de datos de posibles intenciones. Si los científicos podían de forma precisa descifrar las actividades del cerebro asociadas con intenciones determinada (mentir, robar, hablar, mover un miembro, etc.), el uso del programa podía tener aplicaciones increíbles. Aquí es donde entró la discusión sobre la ética.
Hay avances en la lectura de la mente que pueden llevar a mover ciertos dispositivos, enviar órdenes a ordenadores y mover prótesis. Lo cierto es que estamos todavía a muchos años de tener esta materia controlada, aun habiendo asentado una base científica para poderlo hacer. Puede que dentro de algunos años haya avances que nos permiten entrar más en este interesante tema.