Las películas de animación de hoy en día hacen un buen trabajo imitando los entornos en tres dimensiones. Ya hemos visto como en algunas películas recientes, como por ejemplo “Shrek” o “Los Increíbles”, los personajes parecen existir como objetos sólidos que se pueden mover e interactuar con todo lo que les rodea. Esto lleva mucho trabajo y un buen entendimiento de cómo la gente percibe las imágenes para lograr un efecto como este.
Los realizadores de películas incluso hacen modelos reales y tangibles para sus personajes, conocidos como maquetas, lo cual les ayuda a saber como un personaje 3D se movería en un entorno en tres dimensiones. En los pasadas años, los realizadores han llevado este intento de recrear espacios tridimensionales en la pantalla, un paso más adelante.
Con el 3D digital, los animadores pueden engañar nuestros ojos y cerebro haciéndonos pensar que estamos mirando dentro de un entorno en tres dimensiones en lugar de una pantalla en dos dimensiones. El resultado final es como mirar dentro de una ventana a un mundo tridimensional o tener algunos elementos más cerca de ti. Mientras que es similar a las viejas películas 3D, la tecnología es realmente mucha más avanzada.
Tanto las antiguas como las nuevas películas 3D se basan en peculiaridades de la visión humana para crear escenas profundas y panorámicas, y objetos que parece que vuelan fuera de la pantalla.
Los seres humanos tenemos una visión binocular – cada ojo ve una imagen diferente, y el cerebro las combina en una única y unificada imagen. El cerebro usa la ligera diferencia de ángulo entre las dos imágenes, conocido como paralaje. Esto ayuda a percibir la profundidad. Este es el motivo por el que la gente que pierde la visión de un ojo tiene problemas calculando las distancias. Las antiguas películas 3D usaban imágenes anaglíficas para poder aprovecharse de nuestra visión binocular. Estas imágenes incluían dos capas en una tira de película que se mostraba desde un proyector.
Una capa era predominantemente roja y la otra azul o verde. Para ver la película, había que usar unas gafas 3D con una lente roja y la otra con una lente azul o verde. Estas lentes forzaban que un ojo viera la parte roja y el otro ojo la parte azul o verde.
Debido a la diferencia entre ambas, el cerebro lo percibe como una sola imagen en tres dimensiones. Sin embargo, debido al uso del filtro de colores, el color de la imagen final no es preciso. Este tipo de tecnología 3D ha provocado que algunas personas tengan dolores de cabeza, tensión en la vista y nauseas.
En la siguiente parte del artículo, veremos como engaña a nuestros ojos la nueva tecnología 3D digital, para así ver la diferencia a como lo hacían las antiguas películas 3D. Haz clic en el botón para verlo: