A pesar de la potencial distracción que los ordenadores pueden suponer en las aulas de una escuela o universidad, se han hecho en los últimos años investigaciones sobre como de útiles son y si realmente mejoran el aprendizaje. Se ha visto en estos estudios que usar ordenadores (normalmente portátiles) en centros de enseñanza mejora el compromiso de los estudiantes, su participación, atención y la rapidez con la que absorbe la información.
Sin embargo, para que el uso de este equipamiento funcione de la manera correcta, el profesor o formador tiene que organizar las cosas correctamente. Uno de los primeros sitios donde se comenzó a usar ordenadores en colegios y universidades fue Estados Unidos, aunque está práctica se ha extendido a centros de formación de todo el mundo.
Los ordenadores pueden ayudar en muchas maneras a los alumnos para que construyan su propio camino de entendimiento de las materias. Los estudiantes que recopilan información de Internet obtienen un cierto grado de independencia. Puede elegir las fuentes para examinar y la información a utilizar en sus materias. Dependiendo de las indicaciones de los profesores, los estudiantes pueden estar en completo control de los temas y la investigación sobre sus estudios.
Los estudiantes pueden trabajar en una actividad basada en ordenadores a su propio ritmo. En lugar de 30 personas trabajando juntas en la misma actividad, la tecnología nos permite realizar los trabajos de una forma independiente, siempre con la supervisión de un profesor y la ayuda de los compañeros si hiciera falta.
Los diferentes tipos de software que hay disponibles pueden mezclar texto, gráficos, sonido y movimiento para dar una variedad de opciones a los estudiantes. El software multimedia no será solamente un recurso de clase, sino que contribuirá a enriquecer el trabajo hecho por los estudiantes. Los ordenadores pueden ser usados para ayudar a las experiencias activas de los alumnos – recoger datos y recursos, interactuar con colegas, solucionar problemas en toda clase de materias, etc.
Introducir la tecnología en un entorno de aprendizaje estimula la cooperación entre diferentes miembros y grupos. El compartir conocimientos y estrategias con otras personas, incluso estando a mucha distancia, es uno de los mayores beneficios que podemos encontrar.

Más allá de las actividades de las aulas donde se juntan los alumnos, el uso de una red de ordenadores permite a los estudiantes comunicarse y colaborar con información muy profesional y esto se puede extender a todo el planeta. Comunicarse con otras universidades o academias a miles de kilómetros nunca ha sido tan fácil.
Lleva tiempo y hacer algunos planes para construir grupos cooperativos con o sin ordenadores, pero los ordenadores como herramientas está claro que facilitan la tarea enormemente. Por tanto, los estudiantes nunca antes han tenido tantas opciones de poder absorber tantas toneladas de información y de manera tan fácil e interactiva.
Con la evolución de las tecnologías aplicadas a la formación en todos los niveles, está claro que entraremos en un modo de aprendizaje cada vez más centrado en los ordenadores. De hecho, tenemos la prueba en que muchos de los cursos de formación que se hacen hoy en día pueden ser hechos desde casa por Internet y administrando el tiempo nosotros. Nunca ha sido tan fácil usar la tecnología para aprender, y debemos aprovecharnos de ello.