Reciclar viejos ordenadores puede ser realizado correctamente cuando la gente sigue los canales apropiados para hacerlo. Está demostrado que cuando en cualquier país el reciclaje de ordenadores se hace como se debe, el mercado inevitablemente empieza a responder. Los fabricantes ya están recuperando viejos dispositivos de usuarios y reciclándolos.
En ciertas circunstancias, las compañías están mejorando sus productos para que contengan menos elementos contaminantes que los anteriores modelos. Algunas de estas compañías lo están haciendo de una forma voluntaria: y otras los están haciendo de forma obligatoria por regulaciones gubernamentales del país en el que están. Los centros de reciclaje para equipos informáticos también se están haciendo populares en varias ciudades, donde simplemente se lleva el ordenador y ellos se encargan del resto.
La triste realidad es que por muchos años – incluso hasta día de hoy – Muchos puntos de operaciones de reciclado son simplemente puntos de recolecta. Los dispositivos electrónicos recuperados y sus partes son vendidos a terceros grupos, los cuales llevan este material a países en desarrollo para su construcción de nuevo.
¿Por qué preocuparse de transportar deshechos de este tipo? ¿Por qué no reciclarlos en el mismo lugar de origen? Como en muchos aspectos de la economía global, el coste de transportar material de deshecho está más que compensado con la barata mano de obra que espera en el destino.

El reciclado de productos electrónicos en naciones en desarrollo es conseguido a una fracción de lo que costaría en un país desarrollado. Parte de los beneficios también vienen del factor que las leyes de protección medioambiental en esos países en desarrollo suelen ser más permisivas o no existir en absoluto. Una vez que todas las piezas de viejos ordenadores llegan a esas regiones, la mano de obra barata del país se encarga de hacer el reciclaje de los ordenadores, televisores o teléfonos móviles para conseguir sus componentes principales. El proceso no es nada seguro.
En algunas comunidades, se utiliza a la gente más joven, a los más ancianos, o de cualquier edad para desmantelar estos dispositivos. Estos trabajadores rompen y despedazan los dispositivos, esparciendo residuos tóxicos por el suelo, donde la gente muchas veces va descalza todo el tiempo. Los trabajadores emplean varios métodos para encontrar y retirar los metales de los objetos, como son los paneles integrados, semiconductores y cables.
Con el fuego, retiraran los aislantes que cubren los cables y ciertas piezas que esconden el cobre, lo cual al mismo tiempo liberan humo y componentes tóxicos al aire. El fuego también funde el metal de los paneles y otros elementos electrónicos. Esto permite a los trabajadores separar el oro, plomo, cobre y otros materiales de los restos de plástico quemado.
Otro método es el baño de ácido. Bañar los paneles integrados en potentes soluciones de ácidos puede liberar los metales de las piezas que les han mandado (estos ácidos son altamente corrosivos y dañinos para el hombre). El problema es que este proceso se suele hacer a mano. Después de esto, los recursos recuperados son vendidos y metidos de nuevo en el ciclo de fabricación.
Los ácidos utilizados, los restos que no se pueden aprovechar y los demás productos de deshecho, suelen ser quemados y muchas veces encuentran su camino a las aguas locales, algunas veces vertidas a propósito. Algunas pruebas hechas en el aire y la tierra de los alrededores de estos centros de reciclaje, mostraron un alto nivel de polución.
Hay varias investigaciones en marcha para conocer como estos deshechos afectan a las poblaciones locales. Algunos reportes preliminares han mostrado ya resultados muy negativos. Por lo tanto, antes de tirar nuestro viejo ordenador a la basura, debemos pensar como caberlo de un modo seguro y sin los riesgos que ello conlleva.